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Epifanio Méndez Fleitas

Nació en San Solano, distrito de San Pedro del Paraná, en el departamento de Itapúa, el 7 de abril de 1917.

Su vida trascurrió entre distintos ámbitos de la sociedad, desde la política, hasta la música, poesía y la actividad intelectual.

En la triste y sangrienta Guerra Civil del ’47, Epifanio participó activamente en las filas del ejército leal a las Instituciones. Se desempeñó como profesor de varias instituciones de enseñanza secundaria, llegando a ocupar el cargo de director del Colegio Goethe y del Colegio Militar.

Ocupó cargos en el sector público como Jefe de la policía entre los años 1949 y 1952 y también fue Presidente del Banco Central del Paraguay entre 1952 a 1955.

De su labor como poeta y ensayista se destacan sus libros: Sueños de un adolescente (1936), Bajo la verde arboleda (1940), Diagnosis paraguaya (1965) y Lo Histórico y lo antihistórico en el Paraguay (1976).

Epifanio se caracterizó por poseer un espíritu afectuoso y altruista, por lo que muchas personas encontraron en él a un gran compañero. Fue propulsor y socio fundador de Autores Paraguayos Asociados (APA), cuya sede propia sobre la calle Chile, se debe a sus gestiones. Sus enormes intenciones de difundir la música paraguaya por Europa, lo convirtieron en el factor determinante de la formación del Trío «Los Paraguayos», integrado por Luis Alberto del Paraná, Agustín Barboza y Digno García, a quienes nombró Embajadores en Misión Cultural, a fin de difundir nuestro rico folclore en el Viejo Continente.

En 1953 creó el conjunto San Solano, nombre adoptado en homenaje a su lugar de nacimiento

Sus primeras creaciones grabadas fueron: «Che Mbo’eharépe», «Hekovia Techaga’u», «San Solano», «La Canción del Demócrata», «20 de abril», «Nde Pukavy che Korasõme», «San Pedro del Paraná», «Nendivente», «Reseda Poty», «Canto de Peregrino», «Che Ka’aru Ndavy’ái», «Kokue Jára Purahéi», «Tory Ára», «Che Jazmín», y quizás la mejor de todas estas: «Serenata», entre otras bellas composiciones, la mayoría en coautoría con Teodoro S. Mongelós.

Fue exiliado en 1956 y continuó su labor en el exterior, principalmente desde Argentina; donde falleció de cáncer el 22 de noviembre de 1985.

Sus restos fueron repatriados el 18 de noviembre de 2004 y descansan en su suelo guaraní.

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